Navegando por el Estigia

Cerbero nos da paso y Caronte nos espera. ¿Traes tu moneda en la boca? Aquí, en el Hades, la vida es más tranquila. Los pensamientos fluyen, locos, sin principio ni fin, sin pies ni cabeza, bastante tienen con guardar la compostura al otro lado de la morada.

domingo, mayo 16, 2004

Fregar los platos es un momento para la meditación. No, no es una locura, o tal vez sí, pero, mientras el agua cae sobre los vasos y cubiertos limpiando el jabón a su paso, la mente divaga sobre los pensamientos más extraños.
Hoy, a la par que ejecutaba, automática y absorta, la tarea doméstica he pensado en las ilusiones, también, por tanto, en las desilusiones, pues no existen las unas sin las otras, al igual que la vida sin la muerte, en una especie de dicotomía, a veces, violenta.
A cada minuto, a cada segundo, el mundo se plaga de unas y otras. Miles de mentes, al unísono, crean y destruyen sus anhelos, sus esperanzas. Una llamada, un encuentro, un trabajo, una carta, otro mundo, otra vida, ... todos forman cabriolas perfectas sostenidas por la frágil ilusión, por ese engaño de los sentidos especialmente atractivo, por esa "ironía viva y picante" que describe la retórica.
Pese a que la RAE me diga que aquello no es más que un "concepto, imagen o representación sin verdadera realidad", yo seguiré soñando con ellas, con las mías, con las tuyas, con las de todos, pues ¿qué sino la ilusión puede ser el motor del mundo?