Tal vez, en lugar de la materia sea la incertidumbre la que no nace ni desaparece, sino que se transforma. Una pasa y llegan otras, menos agudas pero no por ello menos importantes.
Como dice Epi, siempre llega el momento de elegir y nuestra vida no es más que una opción constante, la que nosotros queramos tomar o dejar. Por eso es apasionante, y sólo por eso merece la pena vivirla.
"Todos tenemos en el fondo la misma tendencia, es decir, a irnos viendo en las diferentes etapas de nuestra vida como el resultado y el compedio de lo que nos ha ocurrido y de lo que hemos logrado y de lo que hemos realizado, como si fuera sólo eso lo que conforma nuestra existencia. Y olvidamos casi siempre que las vidas de las personas no son sólo eso: cada trayectoria se compone también de nuestras omisiones y nuestros deseos incumplidos, de lo que una vez dejamos de lado o no elegimos o no alcanzamos, de las numerosas posibilidades que en su mayoría no llegaron a realizarse -todas menos una, a la postre-, de nuestras vacilaciones y nuestras ensoñaciones, de los proyectos frustradas y los anhelos falsos o tibios, de los miedos que nos paralizaron, de lo que abandonamos o nos abandonó a nosotros. Las personas tal vez consistimos, en suma, tanto en lo que somos como en lo que no hemos sido, tanto en lo comprobable y cuantificable y recordable como en lo más incierto, indeciso y difuminado, quizá estamos hechos en igual medida de lo que fue y de lo que pudo ser." Lo que no sucede y sucede Javier Marías